En la búsqueda de tener un matrimonio fortalecido, es crucial entender que la dependencia emocional no debe reposar completamente en la pareja, sino en el Señor.
En un período difícil, contemplé la idea del divorcio y solía mencionarlo a mi esposo en momentos de disgusto. Sin embargo, todo cambió cuando él me confrontó, afirmando que la palabra «divorcio» no tenía cabida en su vida y que nunca lo había considerado. A partir de ese día, decidí no volver a mencionarlo.
Fue a través de una revelación divina, tras buscar la guía del Señor en relación con el divorcio, que comprendí la importancia de mi unión matrimonial. La revelación se encontraba en Mateo 19: 1-12, especialmente en el versículo 11, donde el Señor me habló claramente: «Tú tienes esposo por causa de tu investidura; pon tus ojos en mí, soy quien te sustenta y te sostiene». Esta revelación me llevó a abandonar la idea del divorcio, sanar mi corazón y encontrar la paz, a pesar de que mi esposo aún no había abordado la situación, ¡jajaja!
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Decidí vivir para el Señor, proteger mi corazón de la amargura y abrazar la alegría. Dejé de luchar y sufrir, reconociendo que el matrimonio no es para todos, sino un honor y un privilegio.
Conclusión
En mi viaje hacia un matrimonio fortalecido, aprendí una lección invaluable: la dependencia emocional no debe recaer completamente en la pareja, sino en el Señor. Una confrontación con mi esposo sobre la idea del divorcio me llevó a buscar la guía divina, y a través de una revelación en Mateo 19:1-12, entendí que mi unión matrimonial era un honor y un privilegio. Decidí vivir para el Señor, abandonando la idea del divorcio y encontrando paz y alegría en mi corazón. ¡El matrimonio, verdaderamente, es un regalo divino que merece ser protegido y honrado!
